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Volver a datos clínicos e imágenes Caso 222 Diagnóstico: Glomerulopatía por colágeno tipo III (también llamada glomerulopatía colagenofibrótica) Las colagenopatías tipo III son afecciones raras en las que hay un depósito difuso de fibrillas de colágeno en bandas en el glomérulo y comprenden dos entidades distintas, el síndrome uña-rótula (o ungueal-rotuliano) (NPS) y la glomerulopatía colagenofibrótica (GCF). El NPS es un trastorno pleiotrópico autosómico dominante con afectación renal caracterizado por depósitos moteados mesangiales y en la membrana basal glomerular (aspecto “apolillado” en la lámina densa) de fibras de colágeno tipo III. La GCF, por otro lado, es una alteración esporádica, excepto unos pocos casos pediátricos que han mostrado un patrón de herencia autosómico recesivo. Además, el patrón anormal de depósito fibrilar de colágeno en la GCF se caracteriza por una expansión de los espacios mesangiales y subendoteliales por acúmulos de fibras de colágeno que dejan la lámina densa intacta. La GCF es extremadamente rara en todo el mundo, con solo unas pocas docenas de casos reportados, pero actualmente se reporta cada vez más. La patogénesis de la GCF no está muy clara y existe un debate en curso sobre si se trata de una enfermedad renal primaria o una manifestación secundaria de una enfermedad sistémica. El colágeno tipo III normalmente se encuentra sólo en el intersticio renal y los vasos sanguíneos y no en el glomérulo. El depósito glomerular se ha atribuido a la activación local de las células mesangiales, posiblemente por quimiocinas como la interleucina-4. Por el contrario, también se sospecha un origen sistémico del colágeno basándose en niveles elevados de péptido procolágeno tipo III en suero y orina (PIIINP). PIIINP es un producto de escisión postraduccional del colágeno tipo III, cuyos niveles están ligeramente elevados en muchas afecciones que causan fibrosis renal, pero característicamente se observa una marcada elevación de 10 a 100 veces lo normal en GCF y sirve como marcador sérico de diagnóstico de esta enfermedad. Si bien se han identificado mutaciones patogénicas en el gen LMX1B en el trastorno hereditario NPS, aún no se ha identificado ninguna base genética subyacente en la GCF, a pesar de un patrón de herencia autosómico recesivo documentado en casos pediátricos. La historia natural de la GCF es variable, siendo la proteinuria y la hipertensión las características clínicas de presentación más comunes. El diagnóstico se basa en la demostración ultraestructural de haces curvilíneos de fibrillas de colágeno tipo III con estrías cruzadas características y bordes deshilachados. También se encuentran disponibles inmunohistoquímica e IF para confirmar la presencia de colágeno tipo III en los glomérulos. La GCF a menudo progresa hacia una enfermedad renal terminal. El tratamiento generalmente es de apoyo y se centra en abordar la proteinuria, el edema y la hipertensión con el uso de terapia con enzima convertidora de angiotensina. Aunque el trasplante de riñón no es la primera línea de tratamiento para la GCF, en los pocos casos en los que los pacientes recibieron trasplantes de riñón no ha habido recurrencia de los síntomas o la patología de la GCF. (Matthai SM, et al. Collagenofibrotic glomerulopathy - A rare disease diagnosed with the aid of transmission electron microscopy. Indian J Pathol Microbiol. 2020;63(Supplement):S47-S49. [PubMed link]). Ver el capítulo Compromiso renal en enfermedades por depósitos de nuestro Tutorial. Bibliografía
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